viernes, 30 de diciembre de 2016
Tenemos un problema.
Cuando te sobrecargas provocas una explosión que no deja supervivientes. No hay consideración, no hay piedad, no hay empatía.
Cuando yo me sobrecargo implosiono. Me debato entre seguir tu ejemplo, echar mi empatía a la basura y desgarrar al mundo con mis crueles sentimientos. Aunque suele tender hacia el otro lado de la balanza, como me ha enseñado la experiencia. Beber agua, destrozarme los carrillos, tratar de controlar las palabras de mis ojos y olvidar. Soy una profesional de la segunda puerta.
Todos podemos llegar a comprender si se nos explica. Pero no das lugar a la explicación, alcanzas en fracciones de segundo el máximo volumen y culpas a todos, culpas incluso de lo que a veces pecas.
Y aún así no te culpo, esas cosas solo pasan cuando explotas. Lo que últimamente es una rutina. Al igual que has añadido amenazas implícitas a tu repertorio de chantajes. Que por mucho que quieras negarlo es tu fórmula.
Y hasta cierto punto puedo comprenderlo. Supongo que mi comprensión llega más allá de la tuya, lo deduzco cuando en mis sonrisas desesperadas que gritan por auxilio respondes con puñaladas casi amables.
Aunque hay cosas que no comprendo. Como el por qué sigues diciendo (o al menos solías hacerlo antes de llegar a esta etapa) que sea sincera y exprese lo que siento. Pero las pocas veces que lo he hecho en situaciones delicadas al final solo ha servido para que devuelvas mi sinceridad en heridas de bala.
La experiencia de ambos me enseñó a mostrar a cada quien la cara que desea ver, a reprimirme. Me volví tremendamente débil, aunque intentaba disimularlo. Me he arrepentido de demasiadas cosas en mi vida, demasiadas han sido insignificantes. He terminado idealizando al hermano que nunca fue mi hermano simplemente porque estuvo allí cuando lo necesitaba y dejó caer sobre mi su encanto, y sigue faltándome porque soy una idiota. Caí en la trampa de alguien que no era mi amigo, porque parecía apreciarme, porque decía de mí cosas que me gustaba oír. Me ha costado siglos querer a alguien incondicionalmente sin tener miedo a cada minuto. Miedo. Todo esto, todas las cosas que escribo y nunca vas a leer. Me arrastraste hasta el maldito psicólogo para que me destrozara a mí misma con una receta de por medio. No te culpo por todo. No. No quiero culparte por nada de eso. De verdad que no quiero culparte. Pero ahora que he dejado los malos hábitos y no puedo caer en culparme a mí misma por todo, ¿Qué debo hacer con los pedazos de mi corazón? Esto se alarga porque estoy perdida. Me siento atrapada. Sé que saldré, porque no es la primera vez y desde luego no es la peor. Pero por ahora quiero quedarme aquí, mientras no puedas darte cuenta, mientras no mires, quiero quedarme en este rincón oscuro y triste de mi misma, al menos diez minutos. Quiero creer de nuevo que tengo derecho a sentirme mal. No quiero sentir de nuevo el peso sobre mis hombros, no quiero ninguna de sus variantes. Quiero abrirles ahora la puerta a esas otras versiones de mí misma que me aterran y me disgustan, a mí y al mundo entero. Quiero mis diez minutos de desatarme y volver a no entenderme. Volver a dejar que mil emociones distintas rueden por mi cabeza. Quiero, durante diez minutos, volver a sentir que el futuro no tiene importancia, que ni siquiera existe. Prometo volver a ser la parte cuerda de mí después. Prometo volver al mundo real. Prometo alejarme del precipicio de mi propia demencia. Solo quiero diez minutos.
martes, 20 de diciembre de 2016
Frustración.
jueves, 8 de diciembre de 2016
Mejor no hablemos de todas las cosas que no voy a contarte.
No hablemos de cómo creemos que seguimos entendiendonos, cómo creemos ya no comprendernos.
Ignoremos el hecho de que nos evitamos a propósito porque nos atraemos por accidente.
La verdad es que te he odiado a los cuatro vientos mientras te quería en la brisa.
Supongamos que no sabes nada al respecto, que ignoras que cuando soy débil alargo mi camino con la esperanza de enredarme en el tuyo.
Quiero decirte mil verdades y todas sus mentiras.
Y al mismo tiempo me muero por alejarme de ti y que nunca me encuentres.
Pero que me encuentres.
Mejor no hablamos de todas las cosas que no voy a contarte.
martes, 6 de diciembre de 2016
Derecho a quejarse.
lunes, 21 de noviembre de 2016
Mi mejor amigo.
Heridas de guerra.
viernes, 18 de noviembre de 2016
La banda sonora de la crueldad.
Pero no le importa.
Lo árboles caen moribundos a sus pies, implorando.
Pero ni siquiera los escucha.
Destroza todo lo que se interpone en su camino.
No hay ni un rastro de remordimiento en su inexistente conciencia.
Ni un rastro de luz en sus ojos.
Alcanza el corazón del mundo y con el simple roce de sus dedos hace que todo desaparezca.
Sonríe.
Y poco a poco, en medio de toda esa destrucción, su sonrisa se torna en carcajada.
La banda sonora de la crueldad.
Su risa vacía es el último sonido de la última nada de lo que alguna vez fue el hogar de alguien.
Por un instante, una chispa aparece en sus ojos, solo por un instante.
Inmediatamente después se encamina hacia su próxima destrucción.
sábado, 29 de octubre de 2016
[Página en blanco.]
viernes, 7 de octubre de 2016
domingo, 11 de septiembre de 2016
Monstruos.
Hoy los he visto, aparecían en cada rincón oscuro al cerrar los ojos. Y por la noche todo son rincones oscuros.
sábado, 3 de septiembre de 2016
Tus veces.
Hay veces en las que me gustaría saber dibujar para poder pintar tu retrato en mi almohada. Veces en las que me gustaría crear un portal al calor de tu pecho. Veces en las que me gustaría hacerme diminuta y esconderme en la calidez de tus manos. Veces en las que te deseo con las manos, como si fueras una obra de arte. Veces en las que tu voz es mi Morfeo.
A veces tu tacto se queda atrapado en mi piel, y un abrazo dura todo un viaje de vuelta.
domingo, 28 de agosto de 2016
N.D.
Le dio una patada a la silla, lanzándola contra la pared. Estaba enfadado, pero no de la forma en la que siempre solía estarlo. Estaba enfadado porque se sentía impotente, débil y estúpido. LE temblaban las manos, cerradas en puños, que estrellaba contra lo primero que encontraba, como si aquello fuera a librarle de la confusión en la que estaba inmerso.
Nunca se había sentido de esa forma. Siempre había tenido clara su meta, nunca había dudado de sí mismo, nunca se había sentido inseguro. Y ahora los pilares sobre los que había basado toda su existencia se resquebrajaban.
Destrozó un tercer mueble antes de darse cuenta de que le sangraban los nudillos, un cuarto antes de parar a quitarse las astillas que se habían clavado en las heridas. Y otro más antes de salir dando un portazo. Y dio un último golpe a la farola encendida frente a la puerta de la casa.
Pero ninguno de esos golpes sirvió de nada.
Por lo demás todo está bien. Marwan (La triste historia de tu cuerpo sobre el mío)
de cuando queríamos llevarnos la vida por delante,
cuando le desabrochábamos la blusa a Madrid
y yo era el capitán del universo contigo en brazos,
cuando mis manos iban dejando una a una
todas las caricias sobre tu nombre
y la vida era hermosa como una mujer con la falda levantada.
Ahora no puedo ofrecerte más que estas manos cansadas
y algunas ideas de qué es lo que se puede hacer
cuando ya no queda por hacer nada.
¿Podrás seguir queriéndome todavía?
¿Podré seguir buscándote por las noches?
Por lo demás todo está bien,
siguen mintiéndonos los políticos
y el Barça de nuevo le metió cinco al Madrid.
sábado, 20 de agosto de 2016
Desequilibrio.
¿Se puede ser realmente equilibrado? ¿Hay alguien realmente cuerdo, o somos todos locos a escondidas? ¿Tan terrible es perder un tornillo o dos? No somos muebles.
lunes, 15 de agosto de 2016
X
Soy consciente de lo roja que está mi cara mientras él se acerca a mí. Sonríe de lado, igual que hace cuando sabe que tiene una partida ganada. Me dejo caer sobre el sofá, ganando unos centímetros de distancia, pero en un instante está de nuevo junto a mí, convirtiendome en su presa. Pero yo también puedo ser un cazador. Le agarro de la muñeca y tiro de él hasta que cae a mi lado en el sofá y, rápidamente, me coloco sobre el y le sujeto las muñecas. Sonrio ante su expansión de sorpresa, tengo el control. Le dejo libre la mano derecha y le acaricio suavemente desde la frente hasta la barbilla. Estira el cuello y aprovecho para besarselo y morderlo, gime e inicio el descenso hacia su hombro mientras voy quitándole la camisa. Se retuerce, me coge la cara con ambas manos y me besa, casi con desesperación, como si no pudiese esperar ni un segundo más. Y al mismo tiempo, como si tuviera mil manos, me quita la camiseta y empieza a desabrocharme los pantalones. Trato de seguir la rapidez de sus movimientos, estirando de su ropa hasta desnudarle por completo. Me agarra de la cintura y me empuja para quedar sobre mí, vuelve a sonreír y esta vez su expresión me derrite y me rindo a sus manos que han llegado a mi entrepierna mientras yo estaba distraído en las maravillas de su pecho. Arqueo la espalda ante el placer que me producen sus caricias y llevo también mis manos a su entrepierna, sintiendo como crece entre mis dedos. Acerca de nuevo su rostro y vuelve a besarme. Cambia de postura y se sienta sobre mi abdomen, guiando mis manos hacia su trasero, está ansioso. Masajeo su entrada con los dedos, para asegurarme de que está preparado, pero sin darme tiempo a reaccionar toma de nuevo el control y de repente estoy totalmente rodeado de él, sintiendo cada mínimo movimiento suyo. Ahora soy yo quien atrae su boca a la mía para besarle mientras comienzo a moverme, moviendo al mismo tiempo la mano que todavía sigue en su entrepierna.
Horas después me levanto de la cama y lo tapo con la sábana, le beso la frente. Parece un ángel cuando duerme.
sábado, 13 de agosto de 2016
Opinión.
En teoría tenemos libertad de expresión y opinión. El problema está en que nos la negamos unos a otros. Es decir, echadle un ojo a Twitter, donde todos se tiran piedras entre ellos y tratan de imponer su opinión e ideología sobre las demás. Para cada individuo su moral es la correcta, lo cual es lógico, pero olvidan respetar o tolerar la de los demás. Muchas personas dicen cosas como "mi caramelo es bueno y el tuyo no, por tanto el tuyo debería desaparecer", eso es imponerse y tratar de censurar a la otra persona, pero si la otra persona afirma lo mismo, esta primera persona afirmará que están tratando de censurarla y quitarle su libertad de expresión. Curioso.
¿Hasta qué punto llega la libertad de expresión? ¿Sigue siendo libertad de expresión si le pones un límite? ¿Y hasta que punto puede llegar la tolerancia?
domingo, 24 de julio de 2016
Miénteme
miércoles, 20 de julio de 2016
Escalofríos.
jueves, 14 de julio de 2016
Cartón
Prometí que iba a odiarte como merecías aquella mañana. Pero cuando llegó la noche, había olvidado olvidarte, tendida en el enredo de tu pecho.
miércoles, 15 de junio de 2016
Zafira
Se puede coger cariño a un objeto.
Aquel coche llevaba en la familia desde que tenían recuerdos. Habían recorrido miles de kilómetros y vivido cientos de historias en él. Habían asumido que una de ellas sería quien lo arrancase por última vez.
Pero la vida da muchas vueltas, y una de ellas se llevó el coche. Obviamente, si las cosas hubieran sido distintas, eso no habría supuesto ningún cambio. Sin embargo, era casi como una despedida.
Empezaron a darse cuenta de que eran capaces de reconocer el sonido de su motor, pues se giraban en la calle cada vez que un modelo similar pasada cerca, "mira, mamá, un zafira".
jueves, 12 de mayo de 2016
El acero del que no estamos hechos.
sábado, 7 de mayo de 2016
Ahogo.
Los pilares en los que confiaba como soporte se fueron deshaciendo. Y ella, que no sabía de qué ladrillos fiarse para construir una nueva columna, tuvo que sostener el techo únicamente sobre sus doloridos hombros, rogando porque el peso no la aplastara. "Solo un poco más." se dijo. Pero el peso comenzaba ya a clavarse en sus huesos, que iban agrietandose.
viernes, 22 de abril de 2016
La Reina.
Explícame.
jueves, 14 de abril de 2016
Escucha.
lunes, 11 de abril de 2016
En los tiempos que corren
Tal vez no sea cosa de los tiempos que corren.
viernes, 1 de abril de 2016
miércoles, 30 de marzo de 2016
C.
martes, 29 de marzo de 2016
B.
A.
lunes, 21 de marzo de 2016
8/3/2016
Hoy he aprendido que después de una recaída, lo mejor es un día tan maravilloso como el de hoy.
jueves, 10 de marzo de 2016
Oye, tú.
jueves, 3 de marzo de 2016
Grullas de papel.
viernes, 26 de febrero de 2016
Placaje.
Me niego a admitir que la magia que he poseído y que todavía en ocasiones recorre mis venas trata de alejarse de mí. No quiero caer en mi propio olvido ni dar por muerta mi gracia. Yo he bebido de esta misma fuente. He vuelto a ella una y mil veces, y las mil envuelta en lágrimas. Si he sido derrotada por mi propio espíritu y no puedo vencer en ninguna de mis batallas, no quiere decir que haya perdido, pero así es. Soy todo aquello de lo que carezco y carezco de todo aquello que soy. Y no me encuentro bien, no porque me sienta enferma, aunque tal vez esto sirva como aliño. Me muero. No sé si puedo afrontarlo todo. No sé si puedo seguir trepando. Las ramas crujen bajo mi peso y más de una se ha quebrado ya entre mis manos, he perdido el equilibrio, si es que alguna vez llegué a tenerlo. El mismo frío de siempre. He construido sobre arenas movedizas.
viernes, 19 de febrero de 2016
No te salves. Mario Benedetti.
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
viernes, 5 de febrero de 2016
Todo. JT.
miércoles, 3 de febrero de 2016
Lo que no importa.
domingo, 31 de enero de 2016
Es ley de vida.
La primera vez que escuché esa frase pensaba que decía "es la i de vida" y no entendía cómo una vocal que en mi opinión siempre había parecido débil podía tener tanto poder como para justificar todo aquello que parecía justificar. La i era el motivo que permanecía cuando ya nadie podía hacer nada más allá de resignarse, la i de la palabra vida. No sé exactamente cuanto tiempo mantuve esa idea antes de darme cuenta de que en realidad estaban diciendo "es ley de vida". Entonces volví a ver la i como antes, una vocal débil y empecé a ver la palabra ley como una palabra pequeño con un peso enorme, porque también me di cuenta de que, a pesar de ser la más fuerte y la única inquebrantable, la ley de vida no era la única ley. Las leyes, me explicaron en el colegio, eran normas de un país o una comunidad que se debían respetar para convivir. La ley de vida es la ley de la naturaleza. Las personas mueren, la gente se va, los amigos se pierden... Todo eso es ley de vida.
Poppillos y poppillas del poppimperio
Que Hola somos unos poppillos ramdon y solo queremos decir "pene"
MrGroncer: "La mejor historia de la escritora más popular en Moruega"
Kirito5498: "Es basura.. Pero es la basura de una poppilla"
(Lo que sucede cuando permites que tus amigos tomen las riendas.)
lunes, 25 de enero de 2016
No quiero ir a otro funeral.
No me parece bien. No quiero seguir echando de menos. ¿Cuántos más van a irse?
De los dos primeros, guardo mejores recuerdos de los que guardo de mi misma.Era tan pequeña la primera vez... Y ella era tan maravillosa. La segunda vez, lo supimos antes de que nos dijeran nada y fue horrible, durante minutos eternos tratamos de retener la esperanza, en vano. Y sigo llorando, no estoy segura de si alguna vez he dejado de hacerlo. ¿Por qué los mejores se van?
jueves, 21 de enero de 2016
Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)
martes, 19 de enero de 2016
El bloqueo del escritor.
miércoles, 13 de enero de 2016
Un banco de metal frente a una cara deformada.
lunes, 11 de enero de 2016
domingo, 10 de enero de 2016
Caution Dips Ahead
Los seres humanos, por un motivo u otro ya sea externo o interno, evolucionamos. En cuerpo, creencias y personalidad. Hay personas en quienes los cambios son más bruscos o más notorios que en el resto. Y hay personas en quienes apenas se nota este cambio. En mi caso, yo misma veo los cambios al echar la vista atrás. A veces me avergüenzo al recordar ciertas cosas, aunque supongo que eso es algo que le ocurre a todo el mundo. A veces veo mis cambios como un violento choque y a veces pasan sin que me de cuenta, hasta que tiempo después veo el cambio. Y aunque es cierto que mis cambios muchas veces se producen por pura introspección, otras tantas están influenciados, enormemente, por mi situación externa, las personas que me rodean y lo que siento hacia ellas, por todas las cosas que aprendo o comprendo cada día. A veces el mundo me parece una explosión de continuas novedades. Por ese mismo motivo puede parecerme asombroso y aterrador.