viernes, 30 de diciembre de 2016

Tenemos un problema.

Porque nuestros problemas no coinciden. No tenemos las mismas prioridades. Y somos distintos.
Cuando te sobrecargas provocas una explosión que no deja supervivientes. No hay consideración, no hay piedad, no hay empatía.
Cuando yo me sobrecargo implosiono. Me debato entre seguir tu ejemplo, echar mi empatía a la basura y desgarrar al mundo con mis crueles sentimientos. Aunque suele tender hacia el otro lado de la balanza, como me ha enseñado la experiencia. Beber agua, destrozarme los carrillos, tratar de controlar las palabras de mis ojos y olvidar. Soy una profesional de la segunda puerta.
Todos podemos llegar a comprender si se nos explica. Pero no das lugar a la explicación, alcanzas en fracciones de segundo el máximo volumen y culpas a todos, culpas incluso de lo que a veces pecas.
Y aún así no te culpo, esas cosas solo pasan cuando explotas. Lo que últimamente es una rutina. Al igual que has añadido amenazas implícitas a tu repertorio de chantajes. Que por mucho que quieras negarlo es tu fórmula.
Y hasta cierto punto puedo comprenderlo. Supongo que mi comprensión llega más allá de la tuya, lo deduzco cuando en mis sonrisas desesperadas que gritan por auxilio respondes con puñaladas casi amables.
Aunque hay cosas que no comprendo. Como el por qué sigues diciendo (o al menos solías hacerlo antes de llegar a esta etapa) que sea sincera y exprese lo que siento. Pero las pocas veces que lo he hecho en situaciones delicadas al final solo ha servido para que devuelvas mi sinceridad en heridas de bala.
La experiencia de ambos me enseñó a mostrar a cada quien la cara que desea ver, a reprimirme. Me volví tremendamente débil, aunque intentaba disimularlo. Me he arrepentido de demasiadas cosas en mi vida, demasiadas han sido insignificantes. He terminado idealizando al hermano que nunca fue mi hermano simplemente porque estuvo allí cuando lo necesitaba y dejó caer sobre mi su encanto, y sigue faltándome porque soy una idiota. Caí en la trampa de alguien que no era mi amigo, porque parecía apreciarme, porque decía de mí cosas que me gustaba oír. Me ha costado siglos querer a alguien incondicionalmente sin tener miedo a cada minuto. Miedo. Todo esto, todas las cosas que escribo y nunca vas a leer. Me arrastraste hasta el maldito psicólogo para que me destrozara a mí misma con una receta de por medio. No te culpo por todo. No. No quiero culparte por nada de eso. De verdad que no quiero culparte. Pero ahora que he dejado los malos hábitos y no puedo caer en culparme a mí misma por todo, ¿Qué debo hacer con los pedazos de mi corazón? Esto se alarga porque estoy perdida. Me siento atrapada. Sé que saldré, porque no es la primera vez y desde luego no es la peor. Pero por ahora quiero quedarme aquí, mientras no puedas darte cuenta, mientras no mires, quiero quedarme en este rincón oscuro y triste de mi misma, al menos diez minutos. Quiero creer de nuevo que tengo derecho a sentirme mal. No quiero sentir de nuevo el peso sobre mis hombros, no quiero ninguna de sus variantes. Quiero abrirles ahora la puerta a esas otras versiones de mí misma que me aterran y me disgustan, a mí y al mundo entero. Quiero mis diez minutos de desatarme y volver a no entenderme. Volver a dejar que mil emociones distintas rueden por mi cabeza. Quiero, durante diez minutos, volver a sentir que el futuro no tiene importancia, que ni siquiera existe. Prometo volver a ser la parte cuerda de mí después. Prometo volver al mundo real. Prometo alejarme del precipicio de mi propia demencia. Solo quiero diez minutos.

martes, 20 de diciembre de 2016

Frustración.














Avecestucorazónestádemasiadodestrozadocomoparaescribirlo.Avecesestásdemasiadofrstradacomoparaescribirunasolapalabraapesardequetienesmuchoquedecir.Talvezseaporquerealmenteloquetengasquedecirnoimporta.Yunmillóndecosasmás.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Mejor no hablemos de todas las cosas que no voy a contarte.

No hablemos de cómo creemos que seguimos entendiendonos, cómo creemos ya no comprendernos.
Ignoremos el hecho de que nos evitamos a propósito porque nos atraemos por accidente.
La verdad es que te he odiado a los cuatro vientos mientras te quería en la brisa.
Supongamos que no sabes nada al respecto, que ignoras que cuando soy débil alargo mi camino con la esperanza de enredarme en el tuyo.
Quiero decirte mil verdades y todas sus mentiras.
Y al mismo tiempo me muero por alejarme de ti y que nunca me encuentres.
Pero que me encuentres.

Mejor no hablamos de todas las cosas que no voy a contarte.

martes, 6 de diciembre de 2016

Derecho a quejarse.

La gente te decepciona. Todo el mundo, de una forma u otra. Solo que algunas de esas decepciones no importan tanto como otras. Todo el mundo es hipócrita alguna vez, algunos más, algunos durante más tiempo. Tú mismo, has decepcionado, has sido un hipócrita. Empecemos por aceptarlo. Podemos quejarnos de los demás, porque nos fallan. Pero también se quejarán de nosotros cuando no estemos escuchando. Porque seguro que nosotros, aunque no lo veamos, también le hemos fallado a alguien. No podemos ser perfectos, nadie puede. Tenemos todo el derecho a quejarnos, aunque para eso podríamos esperar a intentar ser un poquito mejores de lo que somos ahora.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Mi mejor amigo.

Él sonríe victorioso y me tiende la mano. Sabe que al final él es la única constante que tengo. Sabe que aunque me duela es mi único refugio, mi cárcel. Y tomarle la mano es cómo recuperar un viejo hábito, como volver a esconderse bajo las mantas. Lo sabe. Lo sabe todo acerca de mí. Supongo que por eso es mi mejor amigo.

Heridas de guerra.

No sé si le ocurre a los demás. Pero a veces, cuando una bala te alcanza en pleno estómago, cuando sientes como te destroza por dentro, quieres llorar, rendirte, dejarte caer y retorcerte de dolor. Pero no puedes. No puedes  porque estás en medio de la batalla y si te detienes morirás. Y pueden alcanzarte mil balas más, y sentirás cómo tus tripas estallan dentro de tu cuerpo, y el dolor se hace más presente y más notorio. El dolor tratará de escalar por tu garganta. Pero debes tragar, aguantar y hacer ver que no te afecta, porque estás en plena guerra y ese segundo de debilidad puede ser el último.

viernes, 18 de noviembre de 2016

La banda sonora de la crueldad.

Corre dejando tras de sí un rastro de muerte y destrucción.
Pero no le importa.
Lo árboles caen moribundos a sus pies, implorando.
Pero ni siquiera los escucha.
Destroza todo lo que se interpone en su camino.
No hay ni un rastro de remordimiento en su inexistente conciencia.
Ni un rastro de luz en sus ojos.
Alcanza el corazón del mundo y con el simple roce de sus dedos hace que todo desaparezca.
Sonríe.
Y poco a poco, en medio de toda esa destrucción, su sonrisa se torna en carcajada.
La banda sonora de la crueldad.
Su risa vacía es el último sonido de la última nada de lo que alguna vez fue el hogar de alguien.
Por un instante, una chispa aparece en sus ojos, solo por un instante.
Inmediatamente después se encamina hacia su próxima destrucción.

sábado, 29 de octubre de 2016

[Página en blanco.]

Eres una de las cosas más terroríficas que hay. Es como si tu presencia succionase todas mis ideas y las destruyera en menos de un segundo. Muchas veces siento que por más que lo intente no puedo vencerte porque en el fondo siempre has sido más fuerte que yo. Y mi Calibri 11 termina rindiéndose ante tu barra vertical intermitente, que suele ser la única mancha negra que queda al final de la batalla, cuando la tecla de borrado parece haberse reducido a cenizas. No entiendo como es posible que absorbas todo lo que hay en mi corazón en el mismo momento en el que me propongo a entregártelo. ¿De dónde sacas ese poder tan terrorífico? Sí, es cierto, hay ocasiones en las que he logrado vencerte, pero yo salgo de mis victorias con heridas y tu te marchas de las tuyas sin un rasguño, siempre llena de orgullo.

viernes, 7 de octubre de 2016

Lo malo de madrugar no es el hecho de tener que levantarse pronto. Es el hecho de tener que dejar de leer para poder ser persona al día siguiente.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Monstruos.

Hoy los he visto, aparecían en cada rincón oscuro al cerrar los ojos. Y por la noche todo son rincones oscuros.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Tus veces.

Hay veces en las que me gustaría saber dibujar para poder pintar tu retrato en mi almohada. Veces en las que me gustaría crear un portal al calor de tu pecho. Veces en las que me gustaría hacerme diminuta y esconderme en la calidez de tus manos. Veces en las que te deseo con las manos, como si fueras una obra de arte. Veces en las que tu voz es mi Morfeo.
A veces tu tacto se queda atrapado en mi piel, y un abrazo dura todo un viaje de  vuelta.

domingo, 28 de agosto de 2016

N.D.

"Está vivo."

Le dio una patada a la silla, lanzándola contra la pared. Estaba enfadado, pero no de la forma en la que siempre solía estarlo. Estaba enfadado porque se sentía impotente, débil y estúpido. LE temblaban las manos, cerradas en puños, que estrellaba contra lo primero que encontraba, como si aquello fuera a librarle de la confusión en la que estaba inmerso.
Nunca se había sentido de esa forma. Siempre había tenido clara su meta, nunca había dudado de sí mismo, nunca se había sentido inseguro. Y ahora los pilares sobre los que había basado toda su existencia se resquebrajaban.
Destrozó un tercer mueble antes de darse cuenta de que le sangraban los nudillos, un cuarto antes de parar a quitarse las astillas que se habían clavado en las heridas. Y otro más antes de salir dando un portazo. Y dio un último golpe a la farola encendida frente a la puerta de la casa.
Pero ninguno de esos golpes sirvió de nada.

Por lo demás todo está bien. Marwan (La triste historia de tu cuerpo sobre el mío)

Me vienen hoy a la cabeza imágenes
de cuando queríamos llevarnos la vida por delante,
cuando le desabrochábamos la blusa a Madrid
y yo era el capitán del universo contigo en brazos,
cuando mis manos iban dejando una a una
todas las caricias sobre tu nombre
y la vida era hermosa como una mujer con la falda levantada.

Ahora no puedo ofrecerte más que estas manos cansadas
y algunas ideas de qué es lo que se puede hacer
cuando ya no queda por hacer nada.

¿Podrás seguir queriéndome todavía?
¿Podré seguir buscándote por las noches?

Por lo demás todo está bien,
siguen mintiéndonos los políticos
y el Barça de nuevo le metió cinco al Madrid.

sábado, 20 de agosto de 2016

Desequilibrio.

¿Se puede ser realmente equilibrado? ¿Hay alguien realmente cuerdo, o somos todos locos a escondidas? ¿Tan terrible es perder un tornillo o dos? No somos muebles.

lunes, 15 de agosto de 2016

X

Soy consciente de lo roja que está mi cara mientras él se acerca a mí. Sonríe de lado, igual que hace cuando sabe que tiene una partida ganada. Me dejo caer sobre el sofá, ganando unos centímetros de distancia, pero en un instante está de nuevo junto a mí, convirtiendome en su presa. Pero yo también puedo ser un cazador. Le agarro de la muñeca y tiro de él hasta que cae a mi lado en el sofá y, rápidamente, me coloco sobre el y le sujeto las muñecas. Sonrio ante su expansión de sorpresa, tengo el control. Le dejo libre la mano derecha y le acaricio suavemente desde la frente hasta la barbilla. Estira el cuello y aprovecho para besarselo y morderlo, gime e inicio el descenso hacia su hombro mientras voy quitándole la camisa. Se retuerce, me coge la cara con ambas manos y me besa, casi con desesperación, como si no pudiese esperar ni un segundo más. Y al mismo tiempo, como si tuviera mil manos, me quita la camiseta y empieza a desabrocharme los pantalones. Trato de seguir la rapidez de sus movimientos, estirando de su ropa hasta desnudarle por completo. Me agarra de la cintura y me empuja para quedar sobre mí, vuelve a sonreír y esta vez su expresión me derrite y me rindo a sus manos que han llegado a mi entrepierna mientras yo estaba distraído en las maravillas de su pecho. Arqueo la espalda ante el placer que me producen sus caricias y llevo también mis manos a su entrepierna, sintiendo como crece entre mis dedos. Acerca de nuevo su rostro y vuelve a besarme. Cambia de postura y se sienta sobre mi abdomen, guiando mis manos hacia su trasero, está ansioso. Masajeo su entrada con los dedos, para asegurarme de que está preparado, pero sin darme tiempo a reaccionar toma de nuevo el control y de repente estoy totalmente rodeado de él, sintiendo cada mínimo movimiento suyo. Ahora soy yo quien atrae su boca a la mía para besarle mientras comienzo a moverme, moviendo al mismo tiempo la mano que todavía sigue en su entrepierna.

Horas después me levanto de la cama y lo tapo con la sábana, le beso la frente. Parece un ángel cuando duerme.

sábado, 13 de agosto de 2016

Opinión.

En teoría tenemos libertad de expresión y opinión. El problema está en que nos la negamos unos a otros. Es decir, echadle un ojo a Twitter, donde todos se tiran piedras entre ellos y tratan de imponer su opinión e ideología sobre las demás. Para cada individuo su moral es la correcta, lo cual es lógico, pero olvidan respetar o tolerar la de los demás. Muchas personas dicen cosas como "mi caramelo es bueno y el tuyo no, por tanto el tuyo debería desaparecer", eso es imponerse y tratar de censurar a la otra persona, pero si la otra persona afirma lo mismo, esta primera persona afirmará que están tratando de censurarla y quitarle su libertad de expresión. Curioso.

¿Hasta qué punto llega la libertad de expresión? ¿Sigue siendo libertad de expresión si le pones un límite? ¿Y hasta que punto puede llegar la tolerancia?

domingo, 24 de julio de 2016

Miénteme

Deja que crea en duendes y en hadas.
Arranca de los estantes la etiqueta de ficción.
Conviértete en el cómplice de mi feliz ignorancia.
Cuéntame cuentos con finales perfectos.
Decora el mundo para mí.
Engañame cada día. 
Porque de lo contrario sería duro.
La realidad me golpearía de lleno.
Tal vez dejaría de soñar para siempre.
Perdería mi inocencia.
Y lo que es peor,
podría perder la esperanza.
¿De qué color se volverá el mundo si pierdo la esperanza?
¿A dónde irán los duendes y las hadas?
¿Y qué pasará con las historias que había creído reales?
Miénteme.
Mantén el mundo a mi alrededor dulce como el algodón de azúcar.
O dime la verdad
y conviértete tú en mi esperanza, mi duende, mi historia real.

miércoles, 20 de julio de 2016

Escalofríos.

Creía que tenía el corazón roto en pedazos suficientes, del tamaño adecuado para escribir algo decente. Pero no siempre es así de fácil canalizar las emociones que han sido la dinamita. Y esta noche he estallado en pedazos irregulares e imperfectos, con los que apenas puedo escribir mi propio nombre.

jueves, 14 de julio de 2016

Cartón

Prometí que iba a odiarte como merecías aquella mañana. Pero cuando llegó la noche, había olvidado olvidarte, tendida en el enredo de tu pecho.

miércoles, 15 de junio de 2016

Zafira

Se puede coger cariño a un objeto.
Aquel coche llevaba en la familia desde que tenían recuerdos. Habían recorrido miles de kilómetros y vivido cientos de historias en él. Habían asumido que una de ellas sería quien lo arrancase por última vez.
Pero la vida da muchas vueltas, y una de ellas se llevó el coche. Obviamente, si las cosas hubieran sido distintas, eso no habría supuesto ningún cambio. Sin embargo, era casi como una despedida.
Empezaron a darse cuenta de que eran capaces de reconocer el sonido de su motor, pues se giraban en la calle cada vez que un modelo similar pasada cerca, "mira, mamá, un zafira".

jueves, 12 de mayo de 2016

El acero del que no estamos hechos.

Tenemos hierro en la sangre, para soportar los golpes que nos va a dar la vida. Pero eso no nos hace indestructibles, en absoluto. Aunque nos encanta hacer ver que es así. Somos fuertes, fieros e indestructibles. Aunque todos sabemos que no es cierto. No importa. Porque, al final, lo que importa es que lo superamos, de una u otra forma, sacamos las fuerzas de donde no las hay. Sacamos la voluntad de donde ni sabíamos que la había. Y proseguimos el camino dejando nuestra huella en el suelo que pisamos, para recalcar que hemos tenido  el coraje necesario para seguir avanzando. Porque estamos completamente vivos, el mundo es nuestro y podemos sostener las riendas de nuestra vida con una sola mano. Damos la imagen de indomables y carismáticos, a pesar de que la inseguridad nos coma por dentro. ¡Pero nos negamos a caer! Y si lo hacemos, ¡que no importe! Nos pondremos en pie con la cabeza alta y las manos temblorosas. Porque somos seres sensibles con hierro en la sangre.

sábado, 7 de mayo de 2016

Ahogo.

Los pilares en los que confiaba como soporte se fueron deshaciendo. Y ella, que no sabía de qué ladrillos fiarse para construir una nueva columna, tuvo que sostener el techo únicamente sobre sus doloridos hombros, rogando porque el peso no la aplastara. "Solo un poco más." se dijo. Pero el peso comenzaba ya a clavarse en sus huesos, que iban agrietandose.

viernes, 22 de abril de 2016

La Reina.

Quiero lo que es mío por derecho. Y puesto que vuestra única obligación es la de obedecer mis mandatos y servirme, vosotros me lo vais a entregar. Y más os vale no fallar en la tarea que os encomiendo porque en ella entran en juego vuestras vidas. Ahora ¡Id! ¡Traedme aquello que me pertenece! ¡Para que nadie jamás vuelva a osar decirse superior a mí! ¡Y que todo el mundo sepa que su lugar está bajo mis pies, pues no existe grandeza mayor que la mía en este mundo! Estas son mis órdenes y mis palabras. Este es mi mandato. ¡Id y servirme como debéis!

Explícame.

Qué demonios hay en tu cabeza. 
Qué le dices al viento. 
Cómo conquistas al sol.
Cómo duermes a la luna. 
Explícame de dónde vienes y a dónde vas.
Permite que me adentre esta noche en tu mundo.
Quiero conocer los laberintos de tus susurros,
el brillo de tus ojos y el tacto de tu espalda.
Quiero contemplar como le bailas al mundo,
como se arrodilla ante ti.
Quiero averiguar por qué, aunque lo intente,
mis ojos no se libran de tu rostro.
Deja que pase esta noche a tu lado, 
tratando de comprender los mil y un misterios, 
los cientos de preguntas,
los caligramas que crean tus pisadas.
Tal vez haya perdido la cabeza,
porque ya no soy capaz de pensar en la belleza sin pronunciar tu nombre.
Y ya no soy capaz de pronunciar tu nombre sin sentir terremotos.
Acéptame a tu vera tres instantes y cuatro momentos más.
Solo un poco más.
Porque ya no soy capaz de alejarme, 
porque he aprendido a nadar para cruzar el mar que nos separa.

Y yo, a cambio, voy a explicarte
como las mil cartas que puse a tu nombre
terminaron en el cajón de la cobardía.
Voy a contarte, en esta última, que nunca conocerá ese cajón,
como tu primera mirada secuestró mi alma.
Si me lo permites, te leeré todos y cada uno de los versos que fueron tuyos
desde el momento en que supe que no había sido un secuestro.
Ahora, soy valiente y me arrojo al acantilado de tu garganta,
aún con el miedo de estrellarme contra la negación de tus cuerdas vocales.
Pero ahora, he entendido que sin riesgo de caída no se aprende a volar.

jueves, 14 de abril de 2016

Escucha.

Voy a confesarte algo. Tal vez te sorprenda. Es probable que no me creas. Incluso llegarás a darme la espalda, así que tengo que pedirte, por favor, que me escuches. Por favor.  Sé que es díficil de comprender. Sé que te has esforzado para que este momento nunca llegase. Pero ha ocurrido y no puedes hacer nada al respecto. Me siento vivo. Terriblemente vivo. No te vayas, escucha. Siento tantas emociones distintas por dentro que ni siquiera estoy seguro de que sea real. Incluso se me acelera el latido del corazón. Y todo se mezcla dentro de mí. Estoy confuso, pero me parece maravilloso. ¿Por qué te esforzaste tanto en ocultarme todo esto? Nunca me he sentido mejor. ¿qué hay de malo en el terremoto que sacude mi pecho y mi estómago? Dijiste que sería doloroso, pero nunca he sido tan feliz. Maldita sea, nunca había sido feliz.

lunes, 11 de abril de 2016

En los tiempos que corren

Nos gusta exagerarlo todo y pasar de un extremo a otro. Defendemos a muerte causas que conocemos de un instante y nos molestamos poco en escuchar lo verdaderamente importante. Acudimos sin tardanza a lo soez y lo violento y si fallamos tal vez, solo tal vez, nos disculpamos después. Corremos a velocidad de vértigo desde el momento en el que aprendemos a andar y nos empeñamos en chocar contra el mismo muro mil veces con el firme propósito de derribarlo con el próximo cabezazo. Creemos saberlo todo, aunque no sepamos nada. Somos tozudos, desconsiderados e irrespetuosos. No sabemos apreciar nada y nos sobra tiempo para quejarnos.
Tal vez no sea cosa de los tiempos que corren.

miércoles, 30 de marzo de 2016

C.

Es la hora. Gracias a todos por venir. Lo que hoy voy a contarles sin duda les dejará sin palabras. Tomen asiento, por favor, pónganse cómodos. Tal vez nos alarguemos, espero que no tuviesen nada importante que hacer hoy. Y si así es, mucho me temo que no va a ser posible que acudan a ese importante evento. No me mire así, señor. Deberían haberlo previsto. Oh, cierto, no puse nada de eso en la invitación. ¿Pero saben qué? Tampoco puse en la invitación que alguno de ustedes fuera a sobrevivir. ¿Quiere gritar, señora? No sé preocupe, nadie puede escucharla, estamos demasiado alejados de todo. ¿De verdad creían que iba a ser una agradable charla sobre medio ambiente? Por favor, no soy green peace. Ahora relájense, por favor. Su carne será más tierna si están calmados. Vamos, saben tan bien como yo que todos ustedes van a morir, ¿no pueden al menos relajarse en sus últimos minutos? Harían esto más agradable para todos. Señor, por favor, no haga caso al cuchillo, mire las vistas que se extienden ante usted ¿no le parecen preciosas? Si se concentra en ellas tal vez no sienta tanto dolor. ¿Sabe? Tiene usted una mano deliciosa. ¿Qué? Vamos, no llore. ¿De qué le va a servir ahora? Solo dará un sabor más salado a sus mejillas. Lo mismo va para el resto de ustedes. Vamos a estar aquí unos cuantos días, algunos vivirán más. No se preocupen, les daré bien de comer. Soy el primer interesado en que permanezcan sanos. Además, les he traído libros para que se entretengan. He pensado en todo.

martes, 29 de marzo de 2016

B.

Cuando era pequeña y todo esto empezó, era capaz de controlarlo. No había mundos y podía albergar en mí aquellos torpes personajes. Con la creación de Candia las cosas empezaron a volverse más grandes y con Nelson todo escapó a mi control. Ni siquiera tengo claro hasta que punto conozco Aixelf. Todos los personajes que he creado desde entonces se han desarrollado sin siquiera consultármelo. Así que me he visto en la obligación de construir un castillo, una fortaleza donde poder abarcarlo todo. Un mundo que conecte todos mis mundos a través de la sala de las puertas. Y para bien o para mal no dejan de aparecer más y más puertas.

A.

El amor puede ser malinterpretado, encerrado y censurado, pero no será puro ni completo. Por algún motivo, nos empeñamos en idealizarlo o juzgarlo. Pero no es más que un sentimiento que no tiene porqué ser compartido. No es una botella de agua de la que puedas beber y que se conserve siempre en tu nevera sin necesidad de cuidados. El amor puede hacerte sufrir, sea o no correspondido. Y puede enseñarte. Las relaciones no se mantienen solas, el amor cambia y evoluciona y puede morir, también necesita ser cuidado. El amor no aparece de la noche a la mañana, no se da por arte de magia. El amor, el que es real - no todo ese rollo surrealista del bebé en pañales - es como una planta. Crece, poco a poco, más bello con los cuidados correctos. Puede enfermar, pueden morirse sus hojas y ante el olvido puede perecer. Y al igual que una planta, bien cuidado, puede ser hermoso. Puede ser maravilloso y puede ser horrible. Puedes luchar por él o dejarlo ir ante el primer obstáculo. Puede ser acogedor o aterrador. Pero muchas de estas cosas que pueden ser o no ser, dependen de tu disposición. Porque puedes estar dispuesto a amar o no. Pero los más importante del amor, es que puede traspasarlo todo. Puede ser tu salvación. Y si nunca has tenido el valor de afrontarlo o la dicha de conocerlo, no permitas que eso te impida dejar que cada cual tome sus elecciones y respetarlas.

lunes, 21 de marzo de 2016

8/3/2016

Hoy he aprendido que después de una recaída, lo mejor es un día tan maravilloso como el de hoy.

jueves, 10 de marzo de 2016

Oye, tú.

Voy a ser quien te rompa las entrañas esta noche. Quien te robe el sueño y la almohada. Voy a irrumpir en tu noche calmada como si no existiera el maldito mañana. Vas a agradecerme, con las ojos brillando llenos de locura, que haya desecho tu alma. Pasarás esta noche y otras mil más buscando mi olor entre mantas. Y tal vez, alguna otra noche, vuelva a arañarte la espalda.

jueves, 3 de marzo de 2016

Grullas de papel.

Ha sido un día de esos que son autodestructivos, de los que tengo que apartarme las piedras del camino. DE los de hacer otras quince grullas de papel y no llegar nunca a mil. La de hoy ha sido verde, en un desesperado intento de que se convierta en la esperanza que necesito o en alguna de las metas que he perdido hoy. Qué frágiles son los días. Acaba de caer sobre mis hombros otra derrota. No sé si no puedo o no quiero permitirlo, tal vez sea una mezcla de ambas. Sé que no puedo tenerlo todo, pero eso no me impide intentarlo. ¿Qué pasaría si hoy, en las horas que quedan de día, triunfase en algo? Porque aún tengo tiempo. Están sonando esas canciones que me impiden dejarlo ahora, y la grulla de hoy me ha quedado casi perfecta. Maldita sea, aún tengo tres horas para triunfar en algo hoy.

viernes, 26 de febrero de 2016

Placaje.

Me niego a admitir que la magia que he poseído y que todavía en ocasiones recorre mis venas trata de alejarse de mí. No quiero caer en mi propio olvido ni dar por muerta mi gracia. Yo he bebido de esta misma fuente. He vuelto a ella una y mil veces, y las mil envuelta en lágrimas. Si he sido derrotada por mi propio espíritu y no puedo vencer en ninguna de mis batallas, no quiere decir que haya perdido, pero así es. Soy todo aquello de lo que carezco y carezco de todo aquello que soy. Y no me encuentro bien, no porque me sienta enferma, aunque tal vez esto sirva como aliño. Me muero. No sé si puedo afrontarlo todo. No sé si puedo seguir trepando. Las ramas crujen bajo mi peso y más de una se ha quebrado ya entre mis manos, he perdido el equilibrio, si es que alguna vez llegué a tenerlo. El mismo frío de siempre. He construido sobre arenas movedizas.

viernes, 19 de febrero de 2016

No te salves. Mario Benedetti.

No te quedes inmóvil 
al borde del camino 
no congeles el júbilo 
no quieras con desgana 
no te salves ahora 
ni nunca 
no te salves 
no te llenes de calma 
no reserves del mundo 
sólo un rincón tranquilo 
no dejes caer los párpados 
pesados como juicios 
no te quedes sin labios 
no te duermas sin sueño 
no te pienses sin sangre 
no te juzgues sin tiempo 

 pero si 
pese a todo 
no puedes evitarlo 
y congelas el júbilo 
y quieres con desgana 
y te salvas ahora 
y te llenas de calma 
y reservas del mundo 
sólo un rincón tranquilo 
y dejas caer los párpados 
pesados como juicios 
y te secas sin labios 
y te duermes sin sueño 
y te piensas sin sangre 
y te juzgas sin tiempo 
y te quedas inmóvil 
al borde del camino 
y te salvas 
entonces 

no te quedes conmigo.

viernes, 5 de febrero de 2016

Todo. JT.

Me emocioné. Hay un Todo para Nada. Lo cual es principio es precioso, pero a la vez podría ser decepcionante. Aunque realmente no es por eso por lo que escribo hoy. Hoy siento que vibran mis paredes y que quiero saltar por encima de mis techos. Y correr. Y Saltar. Salir de aquí. Morir mil veces. Quiero respirar. Probablemente termine por no hacerlo, maldita sea. Tengo la piel de gallina. Estoy asombrosamente viva ahora mismo. Pero no puedo, no debo pararme a pensar porque no quiero perder esta tremenda sensación de euforia y libertad. Y al mismo tiempo, debo pensar, debo frenarme y caminar cuidadosamente. ¡Pero no quiero hacerlo, no ahora! Ahora quiero explotar y hacer caer todas las paredes del mundo. Quiero gritarle a las nubes y ordenarles que cambien su forma y se dobleguen ante mí. Quiero subir el volumen y que todos los acordes se estrellen en mi pecho al mismo tiempo, quiero perderme una vez más. Quiero tirarme de cien cornisas distintas y volar en todas ellas. Ahora mismo soy inmortal.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Lo que no importa.

Cuando te enamoras de alguien. O no, simplemente, cuando quieres a alguien. Cuando te sientes bien junto a una persona y la aprecias de verdad. ¿Importa algo quién o cómo sea? Si una persona te hace sonreír por el simple hecho de existir (aunque a veces no sea así de bonito, pero claro, eso es completamente humano), ¿Qué más da su aspecto? ¿Qué más da su acento? ¿Vas a privarte de la compañía de alguien así sólo porque no eres capaz de aceptar su orientación sexual? O lo que es peor, ¿vas a irrumpir en la vida de alguien para lanzar a su espalda puñales de palabras hirientes por el mero hecho de que no comparte su opinión? No creo que valga la pena. Lo que de verdad importa de las personas es lo que no ves con los ojos. Importa lo que ves con la mente, con el corazón. Importa la cantidad de sonrisas que puede sacarte alguien. ¿Acaso vas a dejar de amar a alguien por sentirse dentro de un cuerpo que no es el suyo? No, si dejas de amar por razones así es que nunca has amado realmente. Si dejas de amar por las cosas que no importan, tal vez ni siquiera sepas lo que es el amor, lo que es la amistad.

martes, 2 de febrero de 2016

domingo, 31 de enero de 2016

Es ley de vida.

La primera vez que escuché esa frase pensaba que decía "es la i de vida" y no entendía cómo una vocal que en mi opinión siempre había parecido débil podía tener tanto poder como para justificar todo aquello que parecía justificar. La i era el motivo que permanecía cuando ya nadie podía hacer nada más allá de resignarse, la i de la palabra vida. No sé exactamente cuanto tiempo mantuve esa idea antes de darme cuenta de que en realidad estaban diciendo "es ley de vida". Entonces volví a ver la i como antes, una vocal débil y empecé a ver la palabra ley como una palabra pequeño con un peso enorme, porque también me di cuenta de que, a pesar de ser la más fuerte y la única inquebrantable, la ley de vida no era la única ley. Las leyes, me explicaron en el colegio, eran normas de un país o una comunidad que se debían respetar para convivir. La ley de vida es la ley de la naturaleza. Las personas mueren, la gente se va, los amigos se pierden... Todo eso es ley de vida.

Poppillos y poppillas del poppimperio

Que Hola somos unos poppillos ramdon y solo queremos decir "pene"

MrGroncer: "La mejor historia de la escritora más popular en Moruega"
Kirito5498: "Es basura.. Pero es la basura de una poppilla"

(Lo que sucede cuando permites que tus amigos tomen las riendas.)

lunes, 25 de enero de 2016

No quiero ir a otro funeral.

No quiero que siga sucediendo, a pesar de que sé de sobra que no puedo evitarlo. quiero volver a escuchar su risa, quiero volver a escuchar sus quejas, no quiero dejar de tener que quejarme de lo gruñón que es, ni siquiera quiero tener que dejar de quejarme del poco amor que nos dio.
No me parece bien. No quiero seguir echando de menos. ¿Cuántos más van a irse?
De los dos primeros, guardo mejores recuerdos de los que guardo de mi misma.Era tan pequeña la primera vez... Y ella era tan maravillosa. La segunda vez, lo supimos antes de que nos dijeran nada y fue horrible, durante minutos eternos tratamos de retener la esperanza, en vano. Y sigo llorando, no estoy segura de si alguna vez he dejado de hacerlo. ¿Por qué los mejores se van?

jueves, 21 de enero de 2016

Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)

Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela. 
Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta. 
Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe. 
Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.
Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato. 
Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida. 
Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza. 
No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.

martes, 19 de enero de 2016

Maldita sea. Detesto el bloqueo del escritor.

El bloqueo del escritor.

Hay tiempos en los que ni siquiera sé que es eso, soy productiva hasta decir basta dentro y fuera de mi cabeza (en lo que a escribir se refiere). Pero hay otros tiempos, a veces más o menos intensas, en las que yo soy "el bloqueo del escritor". Apenas sé como afrontar una hoja o una pantalla en blanco. Esto suele terminar o interrumpirse cuando estás teniendo un día de mierda o te sientes realmente mal. Teniendo en cuenta mi confusa montaña rusa interna tengo horas es las que podría ser un dios, literalmente, la parte negativa es que el hecho de estar tan destrozado en esos momentos no te permite hacer nada, excepto caer más y más en esa espiral de estúpido sufrimiento. No recuerdo donde fue, pero leí una vez que nuestras mejores obras salen de nuestros peores momentos, o al menos nacen en ellos. Creo que es cierto. Así que si tenemos esto en cuenta, el bloqueo del escritor tal vez no sea tan malo, ¿no?

miércoles, 13 de enero de 2016

Un banco de metal frente a una cara deformada.

Últimamente llego un par de minutos antes a casa, supongo que es porque corro tras un fantasma invisible al que ni siquiera me atrevo a mirar, temerosa de que tenga la mirada de Medusa o Cíclope. Pero mi persecución siempre resulta inútil, no sé por qué me empeño, desaparece en cuestión de segundos. Solía soñar con un jardinero entre plataformas de hierro rojo y portales a otro espacio. Solía pensar que entendía los actos y que no era tanto el dolor. A veces no distingo un sueño de una pesadilla, y disfruto y me aterro con ambos y voy en recaída de nostalgia y la misma foto de siempre, casi la única que refleja la época en la que éramos perfectos, la época en la que no tenía la necesidad de ser fuerte. Porque yo trepaba por los árboles y siempre tenía allí arriba mis dos mejores sonrisas. Y lo destrozamos todo. Y ahora las leyes del conocimiento me impiden acercarme y el mismo amigo de siempre me toma de la mano mientras tiemblo al recordar, mientras observo a escondidas y mientras me apresuro a desviar la mirada. Me veo forzada  a ceder el puesto en mi torre de control para no acabar muerta y enterrada bajo todos estos sentimientos, bajo el peso de saber que de un modo u otro he perdido mi lugar en un corazón y que en el otro lo mantengo a base de esfuerzo por ambas partes. Y no quería llorar. Dicen que este tipo de cosas pasan cuando creces, que la vida sigue y a veces se dejan cosas atrás, que con el tiempo dejan de importar. Pero las voces en mi cabeza dicen miles de cosas distintas y me aferran y me empujan al mismo tiempo. A veces me cuesta unos minutos recomponerme y volverme a construir.

domingo, 10 de enero de 2016

Caution Dips Ahead

Los seres humanos, por un motivo u otro ya sea externo o interno, evolucionamos. En cuerpo, creencias y personalidad. Hay personas en quienes los cambios son más bruscos o más notorios que en el resto. Y hay personas en quienes apenas se nota este cambio. En mi caso, yo misma veo los cambios al echar la vista atrás. A veces me avergüenzo al recordar ciertas cosas, aunque supongo que eso es algo que le ocurre a todo el mundo. A veces veo mis cambios como un violento choque y a veces pasan sin que me de cuenta, hasta que tiempo después veo el cambio. Y aunque es cierto que mis cambios muchas veces se producen por pura introspección, otras tantas están influenciados, enormemente, por mi situación externa, las personas que me rodean y lo que siento hacia ellas, por todas las cosas que aprendo o comprendo cada día. A veces el mundo me parece una explosión de continuas novedades. Por ese mismo motivo puede parecerme asombroso y aterrador.

domingo, 3 de enero de 2016

En ocasiones siento que no he agradecido lo suficiente a ciertas personas el que dediquen tiempo de su vida a formar parte de la mía. Tengo amigos que tienen los corazones más bonitos que he conocido, algunos de ellos, no todos. Y por esos es por los que más agradecida me siento, aunque no lo diga. Pero lo pienso en numerosas ocasiones, en las que yo sola he llegado a emocionarme al pensar en la suerte que tengo.

A veces olvidamos.

Olvidamos las cosas más puras y bellas de la vida. Encerramos las almas en las firmes paredes construidas con los números de la formalidad y la responsabilidad, paredes que al fin y al cabo son necesarias para vivir, que evitan que se nos caiga el techo encima, pero no lo son todo. Porque necesitamos ventanas en nuestras paredes. Y una puerta que nos permita salir de vez en cuando, para escapar a ese otro mundo, también necesario y mucho, mucho más tentador. El mundo en el que residen todas esas cosas que hacen que se agite tu corazón, que hacen que llores amargamente y también de alegría. Las emociones fuertes son las que están más allá de las paredes que nos traen quebraderos de cabeza y seguridad. Aunque no siempre es tan idílico como parece, al igual que no todos los sentimientos son felices, de eso se trata. De lo que a veces olvidamos.