Los pilares en los que confiaba como soporte se fueron deshaciendo. Y ella, que no sabía de qué ladrillos fiarse para construir una nueva columna, tuvo que sostener el techo únicamente sobre sus doloridos hombros, rogando porque el peso no la aplastara. "Solo un poco más." se dijo. Pero el peso comenzaba ya a clavarse en sus huesos, que iban agrietandose.
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