domingo, 31 de marzo de 2013

Mini aviso

Hola
Un aviso cortito. Un mini aviso. Como queráis llamarlo.
Bien, yo tengo una cuenta "milochispa" en potterfics (una pagina destinada principalmente a fanfics y historias originales) Y allí tengo algunos relatos que voy a subir aquí, más que nada porque nadie piense que es plagio ni nada por el estilo.
Adiós gatos perdidos

viernes, 22 de marzo de 2013

Inspiración

Aspirar a escritora y buscar la inspiración, buscarla durante horas, en todos lados, en ningún lado. Se esconde, huye, juega contigo. Y cuando no la buscas, cuando te das por vencida, cuando menos la esperas, se cuela en tu casa sin llamar a la puerta. Rápida, fugaz. viene, te sonríe y se va. A no ser que la alcances, que corras tras ella. Tienes que pararla, atraparla, encerrarla antes de que se escape de nuevo. Aprovechar para escribirla, dibujarla, tacarla, cantarla, darle forma, color y vida. Por que cuando se valla, nunca sabes si volverá.




Esto fue escrito la semana pasada en clase, el profesor se ausentó y yo me dediqué a buscar a un hada con letras en las alas, esto fue todo lo que encontré, escondido en algún lugar perdido de mi mente. Y lo escribí con la mala letra que escupen mis manos en un cuaderno que más que cuaderno es gusrdian de palabras.

Libre de examenes

Hola!
Levaba ya mucho tiempo sin escribir aquí, parece que vaya turnándome... El caso es que últimamente he escrito bastante poco por eso de los exámenes y un lio que se nos ha formado en clase con uno de nuestros profesores...
¡Pero he vuelto!
El caso es que mientras no escribo, cientos de miles de millones de ideas acuden a mi mente así por las buenas. Pero ni la mitad de esas ideas me sirven, la mayoría son solo una palabra o una frase que no logro convertir en historia o relato, otras si consigo desarrollarlas, pero las olvido con rapidez y son "expulsadas" de mi mente por nuevas ideas que exigen atención... No se si me explico...
Hoy una de esas nuevas ideas ha venido, expulsando una idea que se había escondido y estaba tratando de sacar a la luz. Pero antes de que la idea escondida saliera de su escondite, la nueva idea la ha expulsado repentinamente y se ha instalado en mi mente exigiendo atención. Así que, ignorando completamente al profesor, he puesto mi mente en modo "desarrollo de ideas" y le he cerrado las puertas a la clase (cosa que esta bastante mal por mi parte ya que mi media es seis y me han caído dos asignaturas esta evaluación) y la ideas ha ido cambiando de forma todo el día centrándose tan solo en girar en torno a la fantasía.

No tengo mucho más que contar.

A veces tecleo demasiado rápido.

Luego subiré otro capítulo de Nelson y puede que publique aquí unas historias que rondan por mi perfil en una página de fics.

Hasta luego.

sábado, 9 de marzo de 2013

2:02 am

Son las 2:03 am ahora mismo. Acabo de ver algo maravilloso.

He ido al cumpleaños de un amigo de mi madre, pero como me he aburrido bastante, al cabo de cuatro horas, mi madre me ha traído a casa. (Mi casa es un gran terreno en el que hay dos casas piscina y jardines, la casa que queda más lejos de la puerta principal es donde vivo). Así que al atravesar la puerta principal he corrido, casi hasta llegas a mi casa, casi. Algo me ha hecho frenar en seco, algo que yo considero hermoso y digno de ser observado durante horas. Se que a mucha gente le parecerá una cursilada o una tontería, pero no lo es para mi. El cielo me ha hecho frenar. He parado, y he mirado hacia arriba. Un cielo negro, oscuro y frío, plagado de estrellas gigantescas estrellas que se ven como puntitos iluminando la oscuridad, desafiando la distancia y el tiempo. Y me he quedado quieta, unos segundos, embobada, mirando las estrellas como si no existiera nada más, intentando distinguir constelaciones, medio atontada. Hasta que un soplo de viento me ha hecho volver a la realidad, lamentarme de no tener cámara de fotos y volver a correr hasta entrar en mi casa para recibir dos ladridos de Milo. Mientras escribo esto mi colacao se está calentando en el microondas, estoy sola en casa. Mi plan: Ver anime hasta el agotamiento, twittear y disfrutar de un colacao. Envidiadme.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Nelson: Capitulo 1

-¡Nelson, cariño, la cena esta lista!- Dijo desde la cocina, Dianne, la madrina de Nelson.
-¡Ahora bajo!- respondió Nelson.

Se había convertido en un joven alto, el pelo castaño y liso caía por su frente tapando sus ojos claros como el hielo que refleja el cielo azul, era ligero y rápido, un chico deportista pero no muy fuerte, con buenas notas en la escuela desde siempre, y a sus 19 años de edad jamás había logrado hacer amigos.
Después de "accidente" de sus padres, como sus padrinos lo llamaban, había estado viviendo con estos. Su padrino, Leo, era primo de su madre y lo había acogido sin pensarlo dos veces. Pero tanto su madrina como su padrino, se empeñaban en decir que había sido un "accidente domestico" tal vez por proteger la inocencia de Nelson, algo que resultaba completamente inútil ya que sus recuerdos de aquella noche estaban intactos, lo recordaba todo con una claridad casi dolorosa.

-Hola Leo- saludó Nelson entrando en la cocina al ver que su padrino había vuelto del trabajo- ¿que tal el trabajo?
-Hola chaval- respondió su padrino sonriendole con cariño- Nada del otro mundo, ya sabes, el aburrido trabajo de un oficinista.
-Supongo- contestó Nelson distraído sentándose a la mesa.
-¿Qué tal te ha ido a ti en la escuela, cielo?- pregunto Dianne sirviendo la cena- ¿Es difícil ingeniería?
-Si- dijo Nelson sin modestia- pero no para mi.
-¡Ese es mi chico!- exclamó Leo con orgullo -¡Bien hecho, chaval!

El resto de la cena transcurrió hablando de temas sin ningún tipo de importancia. Temas a los que  Nelson fingía prestar atención, cuando realmente estaba atrapado en un debate interno, decidiendo si era o no el momento. Decisión que tomó después del postre.

-Madrina, Padrino- Nelson solo los llamaba así cuando quería decirles algo importante- Quiero irme a estudiar fuera.

Bonita mentira.

Leo y Dianne se miraron durante unos instantes antes de que Dianne tomara la palabra:
-Bueno, Nelson, cariño, ya sabes que nosotros te queremos mucho- comenzó- y tu eres un chico muy listo y trabajador, pero no tenemos el dinero suficiente como para...
-No te preocupes por eso- interrumpió Nelson- tengo unos ahorros, y... Esta la herencia de mis padres...

¿Cómo habían respondido ellos a la pregunta de porque alguien tan rico como Peter Deeglas no hubiese dejado más herencia a su hijo que una cuenta bancaria prácticamente vacía a nombre de Nelson?  No lo habían explicado, se habían limitado a meter más dinero en dicha cuenta y no mencionar jamás la fortuna perdida de los Deeglas. Aunque Nelson también sabía acerca  de todo esto.

-Eso es cierto... - murmuro Leo- ¿cuando tenías pensado irte?
-Mañana sale el tren- contestó Nelson
-¿¡Mañana!?
-No os lo había dicho antes por que no me gustan las despedidas...
-Comprendo...- dijo Dianne- Bueno, ya eres mayor para tomar tus propias decisiones... ¿tienes alojamiento?
-Si- respondió Nelson
Y eso no era mentira. Un pequeño apartamento, en la capital, un apartamento que había pertenecido también a su padre y que este había puesto a nombre de su hijo sin que nadie supiera nada al respecto.

Minutos después, Nelson dejó la cocina y subió a acostarse.



A la mañana siguiente se despertó temprano, preparó su mochila rápidamente, cogió su copia de las llaves y se marchó sin decir adiós. Pero dejó una nota, para agradecerles el que cuidasen de el durante toda su vida, y para compensarles, por haberles mentido acerca de sus verdaderas intenciones.
Nelson no pretendía seguir estudiando, creía que con sus conocimientos le sería fácil encontrar un trabajo en cuanto se instalase, y después de encontrarlo, buscaría otra cosa, venganza, buscaría al "viejo". Había recopilado información los últimos años. Iba a encontrar a aquel que mató a sus padres, que robó su fortuna, iba a encontrarlo y a acabar con su vida de la forma más dolorosa que sus manos le permitieran, iba a torturarlo hasta aburrirse, no le importaba cuanto tardase, tiempo le sobraba.

Estación de trenes, las seis y cinco de la mañana, cinco minutos para la llegada del tren a la capital. Nelson entró en una tienda de rarezas con la intención de pasar unos minutos resguardado del frío de la estación. Rarezas de todo tipo, colmillos de animales, piedras preciosas, espadas con formas extrañas, una de ellas le llamó la atención, no una espada, una daga, pequeña, aparentemente normal, pero la empuñadura llevaba las letras "ND" como si estuviese hecha para el. Nelson la cogió del estante. 2 minutos para el tren. No había nadie en la tienda. Salió, ninguna alarma que delatase su robo. 1 minuto para el tren. Nelson guardo su pequeña daga en la mochila y espero unos instantes más hasta que el tren llegó, y subió, y se alejó con la esperanza de nunca volver.


  

martes, 5 de marzo de 2013

Louise

Hola
Vale, estamos en época de exámenes y debería pasarme el día estudiando, pero me apetece escribir y punto.
Hoy se me ha ocurrido una pequeña historia en clase así que voy a intentar escribirla:


Louise era una chica normal, bueno, no es que se pueda decir "normal" porque, ¿que significa realmente "normal"? Louise era callada y estudiosa, de esas que pasan los recreos repasando para los exámenes o hablando tranquilamente con un par de amigas. Nunca fue demasiado popular ni llamó la atención. Nunca fue victima de acoso, tampoco sufría de problemas familiares fuera de lo común.
Pero un día algo la hizo cambiar. El futuro.
No había razón para que ella lo viera. Louise no era nadie especial. No había razón para que ella lo viera.
Pero lo vio. Ni siquiera puede decirse que fuera una visión espectacular, o una visión sin más. Simplemente lo vio. Eso fue lo que dijo.
Ese día era un martes totalmente "normal". Louise actuó como siempre lo hacía. Pero en mitad de clase de geografía, ocurrió. Apenas levantó la voz o hizo gesto alguno, hablaba tan bajo que ni siquiera su compañero podía escucharla, pero es profesor interrumpió su clase para preguntarles a ambos por qué no estaban prestando atención. Louise lo miró con los ojos perdidos en un intenso terror, y levantó un poco su voz, entonces pudieron escuchar lo que decía:  "terrible, me da miedo, no quiero eso, mucho miedo, por favor no, el futuro es horrible, destrucción, tengo miedo". Solo susurraba cosas sin sentido. El profesor la sacó de clase e intentó hablar con ella, pero no fue capaz, Louise solo repetía lo mismo: "miedo, el futuro, terrible, espantoso, no quiero, huir, ¿cómo?, socorro, no me gusta, miedo". El mismo profesor acabó por ponerse nervioso y, tras dar tarea a los alumnos, guió a Louise hasta el despacho de la directora. Llamaron a sus padres, pero Louise tampoco reaccionó cuando sus padres le hablaron. Al final optaron por llamar a un psicólogo. Este salió de la habitación donde había hablado con Louise después de dos horas. No traía buenas noticias, les comunicó a los padres de Louise que lo que ella tenía no era temporal , que lo más probable era que empeorase, que podía llegar a intentar quitarse la vida para "huir". Los padres de Louise querían su seguridad y bienestar, el psicólogo les dio otra opción, encerrar a Louise. Encerrar a Louise en un mundo imaginario, un mundo dentro de su mente, intentar que, ya que había dejado de veer la realidad, pudiera ver cosas "bonitas" en vez de todo lo que veía y la aterraba en esos momentos. Y ellos aceptaron. Llorando. Decidieron que era mejor para su hija el vivir en un mundo aparte. El vivir. Y abrazaron a su hija una vez más antes de dejar que fuera "hipnotizada". Esperaron. Casi eternamente. Y Louise salió de la sala seguida por el psicólogo. El hombre parecía agotado y triste. Louise sonreía. Esperanza. Comenzando a brillar en el corazón de los padres de Louise, una semilla de esperanza, tan solo por una sonrisa. Y su madre se levantó y la llamo: "Louise, cariño, ven aquí". Y la esperó con los brazos abiertos. La esperó. Mucho tiempo. Demasiado. El psicólogo lloró. El padre de Louise lloró. La madre de Louise lloró. Louise sonreía. Louise ya no tenía miedo. No, no había miedo, tampoco nadie con quien hablar nunca más. Estaba encerrada. Ignorando completamente las lágrimas a su alrededor. Ignorando el hecho de que durante el resto de su vida, iba a ser completamente dependiente. Ignorando el hecho de que iba a morir alejada de la realidad. Ignorando el hecho de que, sin haber apenas vivido, había perdido la oportunidad de vivir. El psicólogo se fue. Los padres de Louise lloraban. Louise sonreía. La madre de Louise repetía una y otra vez "pero está viva, pero está viva". El padre de Louise miraba a su hija a través de las lágrimas, sin atreverse a tocarla. "Parece tan feliz" Los padres de Louise lo pensaban. Louise sonreía, no miraba a nada y a nadie, sus ojos se habían aclarado sin haber llegado a brillar con intensidad ni una sola vez.