jueves, 12 de mayo de 2016

El acero del que no estamos hechos.

Tenemos hierro en la sangre, para soportar los golpes que nos va a dar la vida. Pero eso no nos hace indestructibles, en absoluto. Aunque nos encanta hacer ver que es así. Somos fuertes, fieros e indestructibles. Aunque todos sabemos que no es cierto. No importa. Porque, al final, lo que importa es que lo superamos, de una u otra forma, sacamos las fuerzas de donde no las hay. Sacamos la voluntad de donde ni sabíamos que la había. Y proseguimos el camino dejando nuestra huella en el suelo que pisamos, para recalcar que hemos tenido  el coraje necesario para seguir avanzando. Porque estamos completamente vivos, el mundo es nuestro y podemos sostener las riendas de nuestra vida con una sola mano. Damos la imagen de indomables y carismáticos, a pesar de que la inseguridad nos coma por dentro. ¡Pero nos negamos a caer! Y si lo hacemos, ¡que no importe! Nos pondremos en pie con la cabeza alta y las manos temblorosas. Porque somos seres sensibles con hierro en la sangre.

sábado, 7 de mayo de 2016

Ahogo.

Los pilares en los que confiaba como soporte se fueron deshaciendo. Y ella, que no sabía de qué ladrillos fiarse para construir una nueva columna, tuvo que sostener el techo únicamente sobre sus doloridos hombros, rogando porque el peso no la aplastara. "Solo un poco más." se dijo. Pero el peso comenzaba ya a clavarse en sus huesos, que iban agrietandose.