lunes, 21 de noviembre de 2016

Heridas de guerra.

No sé si le ocurre a los demás. Pero a veces, cuando una bala te alcanza en pleno estómago, cuando sientes como te destroza por dentro, quieres llorar, rendirte, dejarte caer y retorcerte de dolor. Pero no puedes. No puedes  porque estás en medio de la batalla y si te detienes morirás. Y pueden alcanzarte mil balas más, y sentirás cómo tus tripas estallan dentro de tu cuerpo, y el dolor se hace más presente y más notorio. El dolor tratará de escalar por tu garganta. Pero debes tragar, aguantar y hacer ver que no te afecta, porque estás en plena guerra y ese segundo de debilidad puede ser el último.

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