miércoles, 30 de marzo de 2016

C.

Es la hora. Gracias a todos por venir. Lo que hoy voy a contarles sin duda les dejará sin palabras. Tomen asiento, por favor, pónganse cómodos. Tal vez nos alarguemos, espero que no tuviesen nada importante que hacer hoy. Y si así es, mucho me temo que no va a ser posible que acudan a ese importante evento. No me mire así, señor. Deberían haberlo previsto. Oh, cierto, no puse nada de eso en la invitación. ¿Pero saben qué? Tampoco puse en la invitación que alguno de ustedes fuera a sobrevivir. ¿Quiere gritar, señora? No sé preocupe, nadie puede escucharla, estamos demasiado alejados de todo. ¿De verdad creían que iba a ser una agradable charla sobre medio ambiente? Por favor, no soy green peace. Ahora relájense, por favor. Su carne será más tierna si están calmados. Vamos, saben tan bien como yo que todos ustedes van a morir, ¿no pueden al menos relajarse en sus últimos minutos? Harían esto más agradable para todos. Señor, por favor, no haga caso al cuchillo, mire las vistas que se extienden ante usted ¿no le parecen preciosas? Si se concentra en ellas tal vez no sienta tanto dolor. ¿Sabe? Tiene usted una mano deliciosa. ¿Qué? Vamos, no llore. ¿De qué le va a servir ahora? Solo dará un sabor más salado a sus mejillas. Lo mismo va para el resto de ustedes. Vamos a estar aquí unos cuantos días, algunos vivirán más. No se preocupen, les daré bien de comer. Soy el primer interesado en que permanezcan sanos. Además, les he traído libros para que se entretengan. He pensado en todo.

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