Esto va a ser una historia.
No recuerdo cuando fue
que empecé a decir que odiaba el rosa,
las faldas, los vestidos
y a avergonzarme de mi cuerpo.
Ni siquiera me gustaba llevar el pelo suelto.
Había muchas cosas de las que no me daba cuenta.
Recuerdo que pasé mucho tiempo queriendo ser un chico.
Casi todos mis amigos eran chicos.
También parecía más fácil.
Parecía tener más ventajas.
Pasé años sin querer llevar un vestido.
Y recuerdo la primera vez que le dije a mi madre que había uno que me parecía bonito.
Teníamos una boda.
No recuerdo cuantos años tenía.
Pero fue una excepción.
Porque volví a pasar años sin vestirme "femenina".
Creo que fue alrededor de bachillerato,
cuando empecé a aceptarlo más.
Que tal vez me gustaban esas cosas.
Y a día de hoy lo llevo mucho mejor.
Me suelto el pelo e incluso me peino,
llevo faldas y vestidos.
A veces hasta me gustan ciertas cosas de mi cuerpo.
A veces me atrevo a salir a la calle así.
Pero a veces me sigue costando.
Y esa parte de mi es como un juego,
que llevo a cabo a escondidas.
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