Recuerda, cuando despiertes, que la luna está en tu cama, y no la saques de su sueño esta noche. Deja que los sonidos te arrastren al agujero del que nunca saldrás. Deja que las alucinaciones te afecten y cantale a tu amante en idiomas inventados con palabras inexistentes. Que la locura de los astros envidiosos no te alcance. ¿Eres consciente del poder que habita en tus ojos? Podrías convertir los lagos en mares tormentosos. Reserva ese poder para la almohada. Y mientras tu amante duerma, despierta. Sácala de su sueño envolviéndola en el placer. Que broten de tus manos y labios sus gemidos. Abandonaos bajo las mantas eternamente.
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