-Quiero ser más fuerte- la voz que hablaba era la de un niño, la mujer que era ahora líder delos verdes se agacho a su altura-. Y vencer a la oscuridad.
-Muy bien, entonces hazlo.
-Y quiero un nombre.
Entonces la mujer se puso en pie, seria. Nada ni nadie tenía nombre en aquel mundo, los nombres no habían sido creados y nadie había osado pedir uno. ¿Cómo se atrevía pues aquel niño a exigir un nombre?
-Tener un nombre me hará fuerte.- afirmó el pequeño llevándose la mano al pecho-. Lo siento aquí dentro.
-Si quieres un nombre no vengas a pedírmelo a mí. Ocúpate de ti mismo.
-Encontraré un buen nombre.- Afirmó muy seguro de sí mismo-. Derrotaré a los enemigos y no habrá nadie más fuerte que yo. Traeré la luz al mundo.
Lo que el niño no sabía era que no había ningún enemigo. Las dos razas que se consideraban mutuamente enemigos no eran culpables de la negrura que ocupaba su mundo. Sólo había una forma de recuperar la luz.
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