A veces me siento como una planta en constante movimiento.
cuando he encontrado un lugar donde me da el sol,
con la tierra fértil y el agua suficiente,
cuando puedo empezar a crecer,
me arrancan.
Y me marchito.
No del todo, pero sí lo suficiente como para perder el ánimo.
Y pierdo el contacto con el mundo, y la tierra, y el sol y el agua.
Hasta que aparece otra maceta.
Un lugar nuevo donde tratar de echar raíces,
volver a intentarlo.
Y el ciclo vuelve a empezar
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