martes, 14 de octubre de 2014

Y lo escrito en la agenda.

Se paró en medio del vagón y la miró a los ojos. El mundo entero dejó de existir. Sus almas conectaron inmediatamente, como si no hubiera pasado el tiempo. Y dejaron que los invadiera la esperanza, a pesar de saber que esa esperanza los destruiría. Y él avanzó un paso, con una sonrisa que tenía prohibido mostrar. Una sonrisa que desapareció al no verse reflejada en el rostro de ella. Y el brillo de sus ojos la delató. Había perdido la esperanza en el mismo instante es que se sintió invadida por ella. Y las lágrimas rodaron por sus mejillas a cada paso, mientras le quitaba la vida. Y él la amó al morir entre sus brazos. La amó como prometió que no lo haría. Y sus ojos se cerraron para siempre.

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