domingo, 5 de octubre de 2014

De hilos rojos y otros rojos

No es que valga la pena, es que no hay pena. Es alegría, felicidad, emociones y sentimientos nuevos. Es un rayo de luz, la primera esperanza desde hace mucho, es el olor, el pensamiento, el tacto, la espléndida visión. La necesidad incesante de más, la respiración relajante, los latidos, los suspiros. Las ganas de ser, estar y dar. El lenguaje secreto, el tono de voz. La eternidad. Es todo, y mucho, mucho más.

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