Y entonces su alma volvió a desgarrarse, produciéndole un dolor abrasador. Y de ese dolor surgieron sus alas, dos alas negras que la arrastrarían al infierno.
***
No había solución posible, ya era muy tarde, sus alas habían crecido completamente. Espléndidas, pero diferentes. Un ala de ángel y otra de demonio. Los opuestos en un solo ser. Como un castigo. Aquellas alas jamás podrían volar, estaba condenada a añorar los cielos. Nunca encontró su camino. Nunca pudo volar. Nunca. Se le dio un castigo eterno. Eternamente sola. Eternamente incomprendida. Eternamente odiada.
Cada lágrima que derramaba hacía arder todo lo que tocaba. Cada paso que daba le procuraba un desgarro del alma, pero no podía detenerse. Un interminable y doloroso castigo. ¿Por qué? Ni siquiera estaba segura de ello. Era un monstruo invisible. El aliento de una guerra. La prueba de lo prohibido. Era luz y oscuridad. Su alma y su cuerpo, ambos luchaban. La paz no era una opción. Ni para ella, ni para ellos.
***
El pánico se extendía por sus venas como el más letal de los vennos. Estaba atrapada. No sabía quien era ni donde estaba. Pero no veía la salida, y sentía miedo. ¿Por qué? ¿Por que sucedía aquello? ¿Quién era ella? ¿Qué hacía allí? ¿A dónde debía ir? Estaba asustada, y no veía ninguna salida.
***
Y me reiré. Me reiré hasta que todas mis cicatrices se abran nuevamente, y seguiré riendo mientras las sangre huya de mi cuerpo.
***
Podríamos volver al pasado, borrar todos nuestros errores, todos los momentos incómodos, humillantes y vergonzosos, las experiencias tristes y las horribles, pero, entonces ¿En quién nos convertiríamos? Por que, al fin y al cabo, son todas esas cosas las que nos han hecho ser quienes somos ahora.
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