domingo, 29 de diciembre de 2019
Estoy resfriada
No sé si padezco de insomnio o es que gasto todas mis fuerzas en mantenerme despierta a pesar de ansiar a diario el momento de dormirme. Puede que ya sea la fuerza de la costumbre, que me impide conciliar el sueño a horas normales. Por lo menos ahora mi mayor preocupación son mis dedos congelados, mi espalda destrozada y los años de cansancio que arrastro (he mandado el resto a un rincón de mi cerebro que no quiero explorar esta noche). Puede que hoy no descanse, que no sea capaz de respirar y que me ahogue en sueños, pero al menos estos dolores son físicos y no un martillo mecánico en mi cabeza y por una vez me alegro, hoy reina el mal menor, y en mi caso, es mucho mejor de lo que imaginaba, aunque peor de lo que cabría esperar.
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