viernes, 20 de enero de 2017
En el estómago.
Por algún motivo se ha llenado de vacío. Tal vez también dela fe que pierdo por momentos. Parece que he vuelto a caer en ese pozo de no querer hacer nada y a la vez querer hacer cosas, pero es como si no pudieras hacer nada. Acabo vagando entre diminutas partes de mil actividades distintas y el eterno contemplamiento del paso del tiempo. Es como si estuviera esperando pero no supiera qué. Como si estuviera a punto de florecen en mí un sentimiento pero nunca llegase a hacerlo. Y todo eso va formando una bola que crece y se acomoda en mis entrañas. Todo lo que hace apenas dos días parecía interesante, todo lo que tenía ganas de hacer, todo lo que debo hacer, todo se convierte en algo apático e inalcanzable. Y llego a revisar mis pulsaciones, pensando que tal vez he muerto y no me he dado cuenta, pero el frío proviene de fuera. Trato de llenar mi silencio con cualquier tipo de sonido y trato de permanecer impasible ante las provocaciones del mundo en causar en mí algún tipo de sentimiento mientras trato, al mismo tiempo, de que parezca que los tengo y evitar así repetir mi propia historia interminable.
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