Corre. No tienes otra opción. Corre tanto como te lo permitan tus piernas, incluso más. Ellos no van a detenerse, no van a tener piedad. Si te detienes, aunque sea un solo instante, te atraparán. Y entonces ya no habrá nada que hacer. Porque una vez que te atrapan, no vuelves a ser tú. Te devoran, al menos eso es lo que dicen, tanto el cuerpo como el alma. Y te conviertes en aire y restos de carne entre sus dientes. No seas ingenuo, no creas que puedes detenerlos, nadie puede. Para vencerlos sería necesario al menos conocer un punto débil. Pero eso es imposible, todo el que los ve muere al instante. Y seguiríamos sin saber de su existencia de no ser por las pisadas en la última nevada, y el grito de la primera víctima.
Corre. Porque la noche se avecina, y ellos van a despertar de nuevo con la nevada. Y será tu último día.
Buen texto, me gusta mucho. Escribes muy bien
ResponderEliminarUn saludo!
Vaya, viniendo de vosotros resulta halagador, gracias ^^
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