Solía estar destrozada y confusa constantemente.
Pero sabía a dónde acudir, sabía qué palabras pronunciar.
Entonces dejé de estarlo y me confié.
Pensé que estaba bien.
Y la caí como nunca había caído.
Me traicioné y me perdí y no supe encontrar el camino.
Y ninguna de las puertas estaba abierta.
Llevo siglos sentada en medio de la nada.
Abriendo mil heridas cada vez que trato de abrir una puerta.
Gritando y golpeando todas las paredes.
Tratando de derribar lo que yo misma construí.
He perdido mi refugio.
Y he intentado decir la verdad.
Pero nada ha funcionado.
No sé si estoy maldita o si he cambiado tanto que no puedo ser yo misma.
Aunque nunca he sabido quién soy.
Antes al menos podía inverntarme.
Antes sabía volver a casa.
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