martes, 10 de marzo de 2015

10/03/2015

Año 16
Nunca llama a la puerta. Nunca avisa de su llegada. Sólo viene y entra como si nada.
-Hola, ya estoy en casa.
Como si lo dijera a diario. Actuando momentáneamente como una persona normal.
Y he de reconocer que nosotros también entramos en su pequeño teatro. Fingiendo que no pasamos días hablando de él, preguntándonos que estará haciendo. Y nosotros mismos nos respondemos que tal vez es mejor no saberlo.
-Bienvenido a casa, ¿Cómo te ha ido el día?
-No ha estado mal, ¿Y Will?
Por supuesto, siempre preguntando por su hijo.
-Papá.
-¡Will! Has crecido. No te veía desde...
-Han pasado ocho meses esta vez.
Y hemos pasado todo ese tiempo sin él. Sin saber cuando iba a volver. Pero hoy se cumple el año 16. Y Nelson recuerda las fechas.
-Ah, casi pierdo la cuenta... Bueno, supongo que tendréis muchas cosas que contarme.
Nos sentamos los tres juntos, y hablamos de estos ocho meses. Nelson nunca habla demasiado, pero siempre presta atención a nuestras anécdotas, como si no quisiera olvidar ningún detalle.
Pasa la tarde, anochece, y cuando Will sube a acostarse y yo también me pongo en pie, lo suelta como si nada.
-Aniversario 16. Tanto tiempo ya... Felicidades, supongo.
-Felicidades, Nelson.
Le sonrío y me devuelve la sonrisa. Y sigue sonriendo después, con los ojos cerrados, tumbado sobre la cama, dormido. Le observo hasta quedarme dormida. Sé que cuando despierte él ya no estará.
Y quién sabe cuantos meses pasarán esta vez.

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