Noto tu desesperado intento de robarme la vida, tus ganas de secuestrar mi junio y tal vez mi septiembre.
Te veo afilar los colmillos con los que quieres desgarrarme.
Justo delante de mi, con descaro, cuentas los días que me quedan de vida.
Y sí, es probable que me venzas en este combate.
Pero, quién sabe, tal vez en el último momento sea yo quién te sorprenda.
Tal vez termines siendo quien pida piedad.