Arranca de los estantes la etiqueta de ficción.
Conviértete en el cómplice de mi feliz ignorancia.
Cuéntame cuentos con finales perfectos.
Decora el mundo para mí.
Engañame cada día.
Porque de lo contrario sería duro.
La realidad me golpearía de lleno.
Tal vez dejaría de soñar para siempre.
Perdería mi inocencia.
Y lo que es peor,
podría perder la esperanza.
¿De qué color se volverá el mundo si pierdo la esperanza?
¿A dónde irán los duendes y las hadas?
¿Y qué pasará con las historias que había creído reales?
Miénteme.
Mantén el mundo a mi alrededor dulce como el algodón de azúcar.
O dime la verdad
y conviértete tú en mi esperanza, mi duende, mi historia real.